El amor a los libros.
El amor que siento por los libros se lo debo a mi madre. Me obligó a leer “El milagro más grande del mundo” primera historia que tuvo a mano, para mantenerme alejada de la televisión una tarde de verano de 1989 y desde entonces la magia de las letras me ha retenido cautiva entre sus líneas. Segura estoy que de no haber sido por esa imposición, el hábito de la lectura no formara parte de mi vida, ya que en la escuela no contábamos con programas enfocados a motivarnos o despertarnos el gusto ni la costumbre por leer. Durante mi formación académica en el período que abarcaba de la primaria hasta la preparatoria, no tomé ninguna materia enfocada al arte o la cultura y nos desarrollara la percepción, el gusto, el entusiasmo y las ganas por conocer más del mundo que nos rodea, que no fuera mero requisito para pasar la asignatura. Yo contaba con la ventaja de que los libros me habían atrapado y eso fue lo que generó en mí una consciencia crítica, una ambición por cuestionar, por saber más. Es lamentable que no todas las personas cuenten con alguien que les transmita ese amor por la cultura y el arte, llámese, pintura, escultura, literatura, música, danza, para lograr con esto una sensibilidad en el ser. Por eso creo que es obligación del gobierno mejorar los programas académicos y también contratar docentes comprometidos con su trabajo para lograr una educación de calidad, haciendo énfasis en esos temas, que sea una materia obligatoria como las matemáticas o las ciencias. Es triste conocer los resultados que arroja la SEP, con respecto a los índices de lectura donde la población mayor de 15 años tan sólo lee 2.3libros por año a diferencia de otros países como Noruega con 18 libros, por mencionar un ejemplo y aun conociendo estos resultados no haga nada al respecto. Si no se les inculca desde pequeños, aunque al inicio se vea como una imposición, difícilmente cuando lleguen a la edad adulta podrán romper el círculo para lograr un cambio en la manera de pensar y nos estaremos enfrentando a la misma lamentable situación, donde con tristeza compruebo que no ha habido avance durante todos estos años y no porque no se haya podido hacer algo al respecto, sino porque no se quiere en realidad alcanzar un cambio. Ya lo decía Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”
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