Recordando París.

Algunos dicen que es el lenguaje del amor, lo cierto es que en lo particular y de primer instancia me pareció que las letras se les quedasen atravesadas en la garganta, cual si ésta estuviera llena de gargajos o como si trajesen atorado un pedazo de comida en la tráquea. Quiero hacer la aclaración de que no me disgusta el francés; por el contrario, me agrada. Ha sido muy divertido escucharlo por la calles y tratar de comunicarme introduciendo palabras en inglés o español y claro, sin olvidarme del lenguaje corporal que nunca falla. Después de algunas horas el oído se acostumbró al extraño sonido y apoyé a todas aquellas personas que aseguran es el lenguaje más romántico del mundo.

Mi experiencia con la comida fue un desastre o al menos hasta el tercer día no encontramos algo que valiera la pena excepto pan, vino, papas, carne, crepas pero nada del otro mundo como te lo hacen saber o como te lo describen en las películas, no me ha parecido nada espectacular, han de creerme que extrañé los chilaquiles, el ceviche de mi papá, un caldito siete mares, sin olvidar los tacos ¡no cabe duda que la comida mexicana es deliciosa!

En fin, no hay mucho tiempo de pensar en México cuando estás en París, no me cabe la menor duda de que esta ciudad es maravillosa, con sus imponentes edificios y el mejor museo del mundo (Luvre) y trecientos mas, Campos Elíseos, el Barrio de los pintores, Notre Dame una cantidad enorme de iglesias, calles empedradas, el Barrio Latino y no pueden faltar los cafés a las orillas de las aceras, en su mayoría con techos de colores rojos o verdes, por supuesto el magnífico Sena atravesando la ciudad para enmarcar aun mas su belleza, sin pasar por alto al ícono de París que se yergue imponente y que al momento de subir por éste la piel se eriza. No pude evitar sentir una gran emoción de que mis ojos admirasen tan lindo panorama desde lo alto.

París cuenta con calles húmedas, llamó mi atención que todos los días un camión las riega para limpiarlas, de tal manera que no hay basura (y eso que he caminado bastante, aunque nunca es suficiente). Pude apreciar que la gente no es educada, manejan como si no hubiese peatones y los peatones caminan como si no hubiese autos ¡por poco me arroyan! No hay carriles delimitando las avenidas, manejan como locos y caminan como locos, hasta se pasan los semáforos en rojo. Pueden creerlo?

Esta es una ciudad en la que se respira el arte por doquier, desde la banqueta hasta donde tu vista alcance, todo es una obra de arte, aquí no hay lugar para la fealdad, todo fue creado con tanto detalle que la hermosura en los rostros de las estatuas te hace sentir fuera de este mundo. Se siente la elegancia, la gente vestida de abrigo, sombrero y cigarro en mano que no les permite perder el estilo, eso si, la mayoría de las personas fuma, haciendo que el ambiente se penetre de un olor insoportable, denso.

Tomé un recorrido por el río que fue una gran experiencia, un espectáculo impresionante, apreciar la original estatua de la libertad y la torre Eiffel iluminada así como el puente regalado por Rusia, es la mejor combinación que he podido apreciar.

París es bellísima, llena de misterio, cultura, elegancia y romanticismo, es simplemente mágica, pintoresca, resplandeciente…
Caminar por los Campos Elíseos y ver el Arco del Triunfo, observar las fuentes, La Opera y tantos lugares mas es tan fascinante que difícilmente puede describirse, tiene que vivirse, verse, olerse, sentirse y aún así parece que se está dentro de un cuento de hadas.

Espero regresar pronto!!!