Anoche soñé que estaba en un hospital. Me iban a extirpar un tumor maligno y en eso entra una enfermera para decirme que iba a morir. Que eso sucedía para que se continuara con la armonía del universo. La verdad el tema de la muerte no me da miedo, creo que hay otra vida después de ésta y que estamos aquí para crecer. Se acerca el final de un año más y como cada año me gusta hacer recuento de lo que me ha pasado, pues es una manera de comprobar las metas alcanzadas y plantearnos las siguentes. Si la muerte llegara a sorprenderme, a pesar de que me faltan muchas cosas por hacer, me iría tranquila. He cometido errores y aprendido de ellos, sin esas enseñanzas no estuviera donde estoy, no viera la vida en la forma que la veo, no supiera lo que es depurar y enfocar como aquél otro sueño que tuve hace casi cuatro años y es tan vívido, tan certero como esas dos palabras para retomar el camino. Y sí, siempre faltará tiempo para alcanzar metas, lograr objetivos, visualizar sueños, nunca será tarde para replantearnos dónde estamos y hacia dónde queremos llegar, para corregir, para estar satisfechos con nosotros mismos. Agradezco a Dios y a mis ángeles que están conmigo y caminan a mi lado. Nadie sabe cuánto tiempo le queda de vida terrenal, así que hay que gastarlo sonriendo, externando sentimientos positivos ,demostar a nuestros seres queridos lo que nos importan y alejar todo lo negativo de nuestras vidas, todo lo que carcome el alma.
Aprendizaje.
Estuve ausente durante casi dos semana y en ese tiempo aprendí una gran lección, en alguno de mis escritos he comentado que siento que Dios nos habla a través de las personas y en efecto lo sigo creyendo, sin emabrgo, también creo que lejos de estar triste por lo que pasó, debo de estar consciente de que no siempre se dan las cosas como pensamos o queremos por alguna específica razón y eso es parte del aprendizaje. Les contaré brevemente mi anécdota. Recordarán que tenía pendiente un viaje a Ciudad de México para firmar contrato con el Politécnico Nacional, en el cual se llevaría a cabo la reimpresión de mi primer novela así como la distribición de la misma, pues bien, así lo hice, me dirigí a mi destino con gran emoción y para mi mayor desilusión me encontré con que todo había sido una mentira, el responsable de llevar a cabo la promesa de publicación solo estaba interesado en mi persona, —de la forma que se pueden imaginar claro está— queía un trueque, jajaja. Quizá esté acostumbrado...
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